Riqueza común

Riqueza común

Primeros pensamientos sobre la propuesta:

Primeros bocetos:

CONVOCATORIA A EXPRESIONES ARTÍSTICAS POR UNA JUSTICIA FISCAL EN AMÉRICA LATINA.

  • Para sacar alguna ideas para el guion que quiero proponer, “conversé” con Claude. Entre algunos prompts que le pedía y sus respuestas, le fui ajustando a una historia que escuché alguna vez:

    Alguna vez escuché una historia de un médico que trabajaba en un hospital privado. En su turno de trabajo, llegó un joven en una emergencia por un accidente. Ni el médico quiso verlo, ni el hospital lo quería atender porque él no tenía una identificación en ese momento que verifique si tenía o no un seguro que cubra esos gastos, pero el joven estaba grave de muerte. En el accidente el joven había perdido sus documentos y billetera y la gente que lo encontró lo llevó al hospital más cercano. El médico, al ver que no tenía más trabajo, finalizó su turno y se retiró a su casa. Cuando llegó, encontró a su esposa llorando, porque le habían llamado de la clínica a contar que su hijo murió por un accidente. Era él a quien si padre no quiso atender. Sin ser muy dramáticos en la historia, sin querer llegar a mencionar la muerte, sino a esto que puede traducirse como justicia. Cómo ves esto para complementar la historia ?

  • Un centavo rueda por el piso 47.

    El CEO del banco más grande de Latinoamérica ni siquiera lo nota mientras firma la transferencia de $43.7 millones - lo que gana en promedio un milmillonario latinoamericano en un día. Su asistente tampoco lo ve, ocupada optimizando la "eficiencia fiscal" que hace que el 1% más rico pague proporcionalmente menos impuestos que el 50% más pobre.

    La moneda sigue rodando.

    Se desliza entre los documentos que recortan el presupuesto de salud pública. Cae cuarenta y siete pisos, atravesando las capas que separan a quienes toman decisiones de quienes las viven.

    "Los servicios públicos son ineficientes", dice el CEO en la junta directiva. "El mercado privado es la solución."

    La moneda sigue cayendo.

    En el piso 35, su hija, ejecutiva de inversiones, firma otro recorte al gasto social. "Es lo responsable", piensa, mientras revisa las proyecciones que muestran cómo la región tendrá 16.7 millones más de personas en pobreza por la crisis climática.

    La moneda atraviesa el piso 20, donde su nieto estudia economía y aprende sobre "optimización de recursos".

    En la calle, la moneda finalmente se detiene frente a un hospital privado. Una ambulancia llega con una emergencia. El personal revisa documentos, busca seguros, hace llamadas. Los minutos pasan.

    En el piso 47, el CEO recibe una llamada.

    Su bisnieta, quien salió a protestar contra la desigualdad esa mañana, tuvo un accidente. La llevaron al hospital más cercano, pero hubo "procedimientos administrativos". Demoras. Protocolos.

    Mientras baja corriendo las escaleras porque el elevador está en mantenimiento (otro recorte presupuestario), pasa junto a un cartel que muestra que con los $264.000 millones que una reforma tributaria justa generaría, se podrían construir sistemas de salud universales donde nadie tenga que mostrar una tarjeta de crédito antes de recibir atención.

    La moneda sigue ahí, en la entrada del hospital. El CEO la pisa sin notarla mientras corre hacia adentro.

    Esta vez, la ve.

    Y por primera vez entiende: el sistema que construyó para mantener su riqueza no distingue entre sus víctimas. Las grietas que creó en la sociedad son lo suficientemente grandes para que cualquiera caiga por ellas.

    Incluso los suyos.

    La moneda brilla bajo la luz fluorescente del hospital.

    Arriba, los documentos de la "eficiencia fiscal" esperan ser firmados.

    Pero hoy, quizás, alguien empezará a ver los números de forma diferente.